jueves, 21 de enero de 2010

Ficciones III

El hombre que se resistió a sus designios

Él era una de esas personas asediadas por el tiempo y las circunstancias que otros hombres deciden abandonar en las fauces de una memoria selectiva que omitía miserias y desencuentros. Vivía cada instante de su vida pensando en la muerte, la liberación de las presiones y temores que lo agobiaban, que lo hacían tan infeliz, el descanso eterno de una lucha que, a diferencia de los seres que lo rodeaban, él no disfrutaba. Cada respiro, cada bocanada de aire que tomaba, era un desperdicio y así lo sentía, sabiendo que no era merecedor de este mundo, así como tampoco lo era del infierno terrenal que lo acogía y destrozaba cada vestigio de su alma errante, o su mente pasional.